lunes, 12 de febrero de 2024

Eleanor Oliphant está perfectamente bien

Esta es la primera novela de Gail Honeyman y espero con ansias la segunda, pues no solamente me gustó sino que me conmovió.

No sabía mucho de la trama y creo que ese detalle contribuyó a que me gustara mucho más al ir descubriendo tanto a los personajes como sus circunstancias. Especialmente la revelación que llega casi al final es uno de los elementos que te hace replantearte todo lo que leíste y cómo lo digeriste en su momento.

Eleanor es contadora en una empresa, creció en diversas casas de acogida hasta que a los 17 años, con ayuda del gobierno, se independizó. No le gusta hablar de su pasado ni de su familia, se centra en su trabajo y no tiene habilidades sociales. Todo esto cambia cuando, junto con un compañero del trabajo, le ayuda a un hombre en la calle que necesita ir al hospital.

Me encantó la manera en la que la protagonista se expresa, cómo vemos a través de su punto de vista los detalles que en la vida cotidiana dejamos de lado y que son esenciales. La transformación por la que atraviesa se presenta con sus claroscuros, como un proceso natural y una necesidad en ese momento. El cambio que tiene es coherente consigo misma, nunca sucede mágicamente ni de forma inesperada.

Raymond, el compañero de trabajo, en un primer momento parece que no tiene nada en común con ella y así es, sin embargo junto con Eleanor iremos descubriendo que también tiene aspectos que no se aprecian a simple vista y que lo convertirán en una persona necesaria para ella.

Me gustó mucho como, sin decirlo directamente, se quita el estigma que todavía existe entre algunas personas, acerca de ir a terapia: Eleanor al principio no quiere hablar de sí misma ni de su familia pero luego lo va logrando y es una de las razones principales para su mejoría.

Una historia divertida y reflexiva con personajes entrañables.



No hay comentarios:

Publicar un comentario