Se trata de la historia de Kostas y Defne, un griego y una turca durante la ocupación del norte de Chipre, así como en el presente en 2010 y a través de una narradora inusual: la higuera que lleva Kostas de una isla a otra.
Me encantó que se incluyera al árbol como uno de los puntos de vista de la historia, no solamente por lo inusual sino porque le da una perspectiva diferente a todo lo que se narra: cómo percibe su mundo y a los que la rodean, las sensaciones y los lugares en los que habita.
Me gustó el personaje de Ada, la puberta que no conoce de sus raíces y quien tiene su propio trayecto de descubrimiento y aceptación, de su pasado y de su presente. En especial me conmovió la relación que tiene con su tía pues es un claro reflejo de cómo son las interacciones entre chicas y mayores en una familia: a veces no se entienden pero el cariño sigue presente.
Una historia emotiva sobre diferentes tipos de amor, sobre la identidad y la familia.
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