No me explico por qué la tercera parte de la trilogía no ha sido traducida al español: es indispensable para terminar de conocer este universo distópico con seres genéticamente modificados y seres humanos forzados a convivir con ellos.
Las cosas se siguen complicando para todos en este tercer volumen: los Piggons cada vez son menos animales y más aliados, los Crakers son menos inocentes y los seres humanos menos todopoderosos.
Toby sigue siendo mi personaje favorito, se vuelve incluso más emotiva porque nos deja ver más su vulnerabilidad.
Aparece Blackbeard, un craker que servirá de intérprete entre los seres humanos y los pigoons, se convertirá en el aprendiz de Toby y será quien nos relate la conclusión de la historia. Es un niño cuando lo conocemos, y al igual que todos los crakers no comprende muchas de las costumbres de los seres humanos, sin embargo, está dispuesto a entenderlos y a ayudarles a mejorar las condiciones de vida de todos.
Conocemos más de la historia de Zeb y Adam, hermanos que recuerdan a la relación entre Glenn y Jimmy, ambos son las dos facetas de un mismo objetivo, ambos sobrevivirán a la pandemia y sus destinos dependerán uno del otro.
Fue uno de esos libros que quería terminar para saber el desenlace pero que no estaba lista para dejar ir a los personajes.
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