Me gusta cuando un libro tiene una portada que sin decir mucho, resume perfectamente la historia. En este caso sucede así.
Salomón es un profesor y columnista que ve lejanos sus días de gloria en el ajedrez.
Alan es su hijo, un puberto problemático aficionado a los coches.
Ulises es el ajedrecista puberto que deslumbrará a todos, en especial a sí mismo.
Estos tres personajes se unirán y nos harán pasar un final cardiaco que, si bien no cumplió con todas mis expectativas, es coherente con la historia.
Me gustó que a pesar de tener términos propios del ajedrez no son abrumadores y permiten leer con fluidez además de que permiten comprender un poco más del juego.
No me gustó que las mamás casi no salieran en la historia y que las pubertas fueran solamente el objeto de deseo, me faltaron más personajes femeninos.
Veremos qué comentan los pubertos cuando trabajemos con este texto.
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