Cada uno de los integrantes de su familia tiene sus propios intereses que muchas veces se ven interrumpidos por los animales que viven en la misma casa que ellos. Me gustó mucho cómo, a pesar de las molestias que les provocan, todos ellos tienen una gran tolerancia, e incluso cariño, por esos seres.
Además de conocer a la familia, los amigos y habitantes de la isla se convierten en personajes que, de una u otra manera, influirán en la vida del niño: desde los preceptores que buscarán la manera de llamar su atención, hasta los vecinos y personas que les ayudan con las labores de los lugares donde viven.
Una historia sobre una infancia envidiable.
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