En esta segunda parte de lo que estaba planeado para ser una tetralogía, seguimos a Nulán en el rescate de Anuja para vernos sorprendidos por la dragona blanca.
Me gustó que aparecieran más los pequeños dioses pero no me gustó que los arayé debían cambiar sus planes para su comunidad.
Nulán ya es más maduro y se da cuenta de que tiene una serie de obligaciones por cumplir para lograr no solamente cumplir la profecía sino para reconstruir a su familia y a la sociedad en la que creció.
Mi personaje favorito es Beliria porque a pesar de todas las dificultades que se va encontrando, una vez que decidió su camino, se aferra a él hasta las últimas consecuencias.
Una historia sobre aceptar el destino y trabajar para lograr las metas propias.
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