Si con la Trilogía de la Ciudad Blanca me conquistó la forma de narrar de Eva García Sáenz de Urturi con esta novela me llegó el tema y me conmovió.
Nos encontramos una vez más con Unai y también una vez más uno de los crímenes se relaciona directamente con su vida y los secretos que nunca me imaginé que tendría.
En esta ocasión los pasajes de la narración en pasado no son tan remotos como en Los señores del tiempo y desde el principio la historia de la niña huérfana es emotiva y me provocó ganas de seguir leyendo, así que cuando se descubren sus talentos y cómo parece que todos menos ella los aprovechan, yo ya estaba involucrada con desear que tuviera un desenlace feliz.
En cada novela conocemos una faceta más de Unai y ahora, al verlo desde la perspectiva de hijo se completa un personaje que siempre ha sido complejo y ahora más que nunca vulnerable y sensible.
El hecho de que el ambiente en el cual se desarrolla la investigación es el de los libros también le suma puntos: aunque no sea la vida común de un comprador de libros, sí se agradecen las descripciones de las bibliotecas, los cuidados, los vendedores y compradores, así como las pasiones que envuelven las transacciones.
Lo único que me quedó a deber la autora en esta entrega son más apariciones de Alba pues queda relegada a un papel muy secundario, aunque me queda la tranquilidad de saber que siguen juntos criando a Deba.
Una gran continuación de este universo de Vitoria, que me deja con el deseo que no sea la última vez.
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