miércoles, 30 de agosto de 2017

El cristal con que se mira

Las chicas del colectivo Librosb4Tipos tienen este mes en su lectura conjunta la novela juvenil Vengadora de M. B. Brozon y por eso están compartiendo en sus redes sociales cada día una escritora latinoamericana de literatura infantil y juvenil con el hastag LIJFeministaLat.

El jueves 10 de agosto compartieron a Alicia Molina escritora mexicana que no conocía. A partir de ese día leí El agujero negro y El zurcidor del tiempo, me quedé con ganas de leer el texto que les comento hoy.

Por una o por otra razón no fui a comprarlo, providencialmente en su entrada sobre el #LIJFeministaLat Nea Poulain compartió una maravillosa plataforma que no conocía: Digitalee que no es otra cosa más que una biblioteca virtual con muchos, muchos libros gratis para sacar en préstamo.

En esa plataforma encontré este texto y por fin pude leerlo. Me encantó.

Emilia es una puberta (tiene 12 años) que no oye bien: usa aparatos para lograr escuchar. Eso no le ha impedido desarrollarse como una puberta promedio: asiste a la secundaria, tiene amigos, se mete en predicamentos. Diego y Andrea son sus mejores amigos y ambos pasarán por momentos decisivos de sus vidas justo en el mismo momento que Emilia, lo que volverá la convivencia un poco más que difícil.

Sentimentalmente el texto me llegó por dos lados: primero el  momento en el que Emilia usa por primera vez sus anteojos: es tal cual como los miopes vemos el mundo.























Y segundo: Diego se enfrenta al dilema de conocer a su padre biológico, primero con ansias, luego con dudas y finalmente con alegría.

También me llegó por el lado de los adultos, quienes para variar cumplen con papeles más o menos decorosos, es más, cumplen con ser seres humanos: en tonos de grises, ni tan buenos ni tan malos. En especial don Germán se ganó mi corazón de lectora al acercar a los pubertos a los libros, en especial a "El conde de Montecristo", historia que jugará también un papel en el desarrollo de este texto, tanto, que me dieron muchas ganas de leerlo.

Y la conclusión, donde se encuentra el por qué del título, cerró de la mejor manera posible el libro:























Un texto muy recomendable para cualquier tipo de lector: inicial o experto, puberto o adulto, porque es una historia llena de matices y de personajes entrañables.

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