domingo, 27 de diciembre de 2015

Carol

Patricia Highsmith es una de mis autoras favoritas de toda la vida. La conocí cuando vi la película "The talented Mr. Ripley" con Matt Damon y me encantó el personaje: ambiguo, extraño e inquietante. Me leí la serie de novelas con ese protagonista y luego seguí con el resto de ellas, dejando los cuentos un poco de lado porque me gusta más cómo desarrolla una historia más compleja.

Cuando estaba en la universidad en la biblioteca nada más había algunas de sus novelas, entre ellas "Small g, un idilio de verano" con temática homosexual. En esa época no me llamó la atención y lo dejé sin leer. Sabía que en el inicio de su carrera había escrito también una novela de ese tema y la había ido dejando para después, hasta que me enteré de que iban a sacar una película y que ya estaba recibiendo grandes críticas positivas.

Así que me acerqué de nuevo a la novela y me gustó. Obviamente fue complicado no esperar que a la menor provocación alguien se viera en la necesidad de esconder un cuerpo, pero fuera de ahí está la esencia de la autora: el suspenso en este caso va hacia la idea de qué pasará con Carol y Therése.

Debo confesar que me costó trabajo que me cayera bien Therése: es una chica que a ratos es remilgada, que no parece segura de sí misma, pero conforme avanza la historia se va permitiendo darse cuenta de sus verdaderos deseos y se convierte en la persona que quiere ser.

Las últimas páginas son angustiantes porque no es claro lo que va a suceder, sin embargo, el final no decepciona.

Había leído que es una de las pocas novelas homosexuales de la época con un final feliz y sí, aunque no termina con reflectores, el final es feliz y es claro por qué la autora recibió durante muchos años cartas de agradecimiento por haber presentado de esa manera una relación entre mujeres.

Ahora sólo resta ver qué hacen con la adaptación al cine.


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