Eso: ¿y si estoy tan ciega, tan embolada, tan viciada, que no sea capaz de ver una tercera opción? Quisiera pensar que sí existe, que uno de los pocos buenos consejos que me dio aquel terapeuta sobre buscar una actividad que me gustara y no la que me ofrecieran, que ese consejo fuera lo que necesito ahora: crear esa tercera oportunidad en lugar de seguir pasmada. No lo sé.
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