Se trata del relato de la experiencia de la muerte de su padre, al mismo tiempo que recuerda cómo fue crecer a su lado: una persona con tradiciones y costumbres antiguas, con quien a veces era difícil entablar una conversación pero que siempre tuvo una presencia reconfortante.
Por motivos personales me conmovió la historia, sobre todo las partes en las cuales la autora empieza a cuestionarse su papel en el mundo, el rol que decide tener, la profesión que elige y el trabajo que tendrá ya como una persona adulta.
El padre como un personaje está lleno de matices: desde su propia infancia con una familia tradicional, la juventud vivida a través de la guerra y un negocio que no fue lo que esperaba.
La madre, si bien tiene un papel secundario, es una presencia constante y, en cierto modo, un hilo que une a padre e hija cuando su relación no era lo que esperaban.
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