Patricia Highsmith es una de mis autoras favoritas. Me encanta su Tom Ripley y considero que ninguna de las adaptaciones cinematográficas le ha hecho la más mínima justicia a la riqueza del personaje.
Prefiero sus novelas que sus cuentos, aunque los cuentos misóginos y los de animales me gustan mucho. Cuando me topo con una de sus novela que todavía no he leído tengo dos impulsos: dejarla para un momento posterior o leerla de inmediato y acabármela de un jalón.
Con esta historia hice algo intermedio: la había pensado para el mes de octubre pero no la leí porque no me alcanzó el tiempo y ahora en noviembre me costó un poco entrar en los personajes. No entendía para dónde iba la historia, hasta que sucedió el primer asesinato y pensé: "Ésta es la Highsmith que yo conozco". Y a partir de ahí la lectura se fue suave, suave.
Aunque el final me dejó un poco desconcertada, creo que es una novela de un tipo diferente de suspenso, más hacia el lado psicológico de los personajes que a lo sangriento, más hacia sus impulsos y sus deseos que a sus acciones.
Muy recomendable, como cualquiera de sus textos.
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