A diferencia de otros años, en esta ocasión no seguí consignas sino que fui leyendo historias que había tenido esperando o que de alguna manera me llamaron en el momento para su lectura.
1. Cocodrilo con flor rosa de Sandra Siemens.
Una historia familiar sobre guardar las apariencias sin importar el coste emocional que tenga.
A los 17 años Teresa sigue viviendo en el pueblo donde nació y en el que toda su familia es querida y conocida por los vecinos. Cuando empieza a tomar clases de pintura un recuerdo doloroso del pasado emerge y deberá decidir si lo cuenta o no.
Me gustó mucho el manejo de un tema tan complicado, no solamente para la protagonista sino para su entorno familiar. El final aunque es mucho más triste de lo que esperaba, abre la oportunidad para dialogar con los lectores de este libro.
2. Intercambio con un inglés de Christine Nöstlinger.
Una relectura necesaria después de la novela anterior: esta autora es una de mis favoritas desde la infancia y cada que regreso a sus historias, ya sea conocidas o nuevas para mí, me sigue sorprendiendo la manera tan natural en la que aborda los temas más difíciles, en este caso la reestructuración de las familias luego del divorcio y cómo los hijos se adaptan porque no tienen más remedio.
3. Flight of the puffin de Ann Braden.
Cuatro protagonistas, cada uno con sus propios problemas pero cada uno también con la esperanza de marcar una diferencia en su vida y en la de quienes los rodean. Se unirán de una manera que sorpresiva para dejar un mensaje de esperanza y, sobre todo, de que las pequeñas acciones pueden ser decisivas.
La manera en que esta autora incluye problemas sociales a través de sus personajes provoca reacciones muy emocionales en mi corazón de lectora, en este caso T, quien sale de su casa y vive en las calles. No lo presenta de manera alarmista, sino como un elemento más de su historia y así nos involucramos en el mismo sentido que con el resto.
4. Opinions and opossums de Ann Braden.
Agnes empieza a asistir a un curso para confirmarse y, con esa acción, se desatará una serie de cambios en su vida y en la de su mamá.
Una vez más la autora toca un tema difícil: la religión y cómo se vive en una comunidad. La manera en la que Agnes descubre su propia forma de relacionarse con su espiritualidad y al mismo tiempo con sus compañeras de curso, sin tratar de imponer lo que cree sino con la apertura de escuchar.
Mi personaje favorito es Mo, el mejor amigo de la protagonista, quien tiene sus propios conflictos y a veces no actúa como se espera de él pero siempre está del lado de Agnes.
5. Los gatos no comen con tenedor de Alicia Roca.
Alberto es un chico que pasa las vacaciones en casa de sus abuelos y lo que parecía ser un periodo de tranquilidad, se convierte en la investigación de un misterio, junto con Rita y Mía. La situación de las chicas no es la ideal, a diferencia de Alberto que tiene una familia que lo quiere y lo apoya, ellas deben cuidarse a sí mismas. En la resolución del misterio principal ellas también podrán mejorar su situación y encontrar un futuro más amigable.
6. La reina de espadas de Jazmina Barrera.
Una investigación sobre la vida personal de Elena Garro, salpicada de las vicisitudes de la autora mientras la realizaba, presenta hechos poco conocidos de su vida tanto en México como en el extranjero.
7. Apegos feroces de Vivian Gornick.
La difícil relación entre madre e hija a través de los años, narrada tanto en el presente cuando ambas son adultas como en el pasado cuando la hija era pequeña. Hay fragmentos en los que me pude identificar como hija, a pesar de las diferencias culturales. Una narración que nos involucra como lectores desde el inicio.
8. El club de las cincuenta palabras de Ana B. Nieto.
Confieso que el principio no me atrapó: una periodista en la búsqueda de la entrevista definitiva de la gloria de su pueblo natal, sin embargo, al paso de los capítulos, me fui interesando por la historia de David y de Alice, su mamá. Las explicaciones del primero para las acciones de la segunda lo llevan a viajar solo en el océano, hasta convertirse en una leyenda.
Me gustó mucho la combinación de la narración presente con los diarios de David, leer sus pensamientos sobre las acciones de su mamá le dan un toque todavía más mágico y uno como lector opta, junto con él, por elegirlas por sobre la lógica.
9. El lugar donde crece la hierba de Luisa Josefina Hernández.
Me costó muchísimo entrar en la historia, no solamente porque los personajes son difíciles de entender, sino porque la narración va de la realidad a las percepciones de cada uno de ellos, dejando al lector con la misión de elegir lo que es verdad.
10. Jonathan Strange y Mr. Norrell de Susanna Clarke.
Una historia que fácilmente pudo ser de la mitad de extensión acerca de la magia en Inglaterra en el siglo XIX vista desde la perspectiva de los dos únicos magos de la época.