viernes, 25 de mayo de 2018

Últimos testigos

Cuando esta autora ganó el Premio Nobel de Literatura en 2015 me llamó la atención leerla por su formación periodística. Empecé con "Voces de Chérnobil" y fue una experiencia agridulce: me gustó mucho el estilo del libro pero el contenido fue impactante. Los siguientes dos libros que leí de ella La guerra no tiene rostro de mujer y Los muchachos de zinc los fui dosificando, unas páginas cada vez.

Con este volumen hice lo mismo: de a poquito lo fui leyendo. Como ya conozco la estructura de los libros, leía cada vez un testimonio y luego lo combinaba con otras lecturas. Este es el libro más difícil que he leído ni siquiera con los jóvenes que volvían de la guerra mutilados ni con las mujeres que sufrieron mil vejaciones, no, con los niños y sus testimonios fue con los que sufrí más. Uno se imagina cómo fue la vida en aquellos tiempos de guerra pero nada te prepara para leer las entrevistas directamente.

Una lectura muy emotiva no apta para personas demasiado sensibles.

Las chicas de Librosb4Tipos durante este mes de mayo están leyendo autoras de Europa del Este y la lectura conjunta es precisamente "La guerra no tiene rostro de mujer". El próximo 2 de junio tendrán su sesión de discusión al respecto.


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