martes, 30 de noviembre de 2010

Hay días en los que simplemente siento que ya no puedo más y ayer fue uno de ésos. Sé que se debe a mi forma de ser, a que me agobio muy fácilmente y a que mi carácter me lleva a recordarme una y otra vez lo que me sale mal. Sé que lo mejor sería encontrar un método para controlarlo, para manejarlo antes de que sea más fuerte que yo. Pero no he podido. No sé cómo. Y lo peor es que cuando me pasa, los que están a mi alrededor son los más afectados. Ayer le tocó a mi marido aguantarme así.

Espero que hoy sea un mejor día.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Nervios


Es viernes antes de la FIL y estoy nerviosa. Ojalá que todo salga bien con los 24 gatos lectores. Por lo pronto desde anoche durmieron ya empacados en las cajas que los transportarán a la expo.


jueves, 11 de noviembre de 2010

Hacer o no hacer cita en el IMSS

Después de mi anterior visita al médico en el IMSS me dijeron que tenía que seguir un tratamiento de tres meses para controlar mi gastritis. El pequeño detalle fue que no me dieron receta para los tres meses sino para uno sólo y me hicieron una cita para volver al terminar esa dosis y ver cómo seguía.

Primero, ir a la farmacia de la clínica que me toca por mi domicilio (la tres, en el mismo espacio que el centro médico) es una verdadera locura. Ese día estuvimos en la fila casi una hora para que al llegar a la ventanilla, no tuvieran uno de los medicamentos del tratamiento. Viva. Me sellaron la hojita para poder regresar después, porque las nuevas recetas electrónicas tienen una leyenda que impide surtirla después de 72 horas de expedida. Me dan el número de teléfono de la farmacia para preguntar cuándo tendrán las pastillas. Pienso que para empezar el tratamiento de ambos medicamentos al mismo tiempo, puedo comprar el que no estuvo. Voy a la farmacia y me dan la buena noticia: la caja con diez paastillas cuesta $300, ¿perdón? Y me las tengo que tomar en la mañana y en la noche. Así que mejor me espero a la farmacia. Hablo durante cuatro días y nadie me contesta. Al quinto día, milagrosamente, me contestan y me dicen que sí tienen el medicamento. Por fin. Allá voy a la salida del trabajo y ¡sorpresa! hago menos de diez minutos de fila. Alegría y felicidad.

Llega el día de mi cita y allá voy. Salgo con un amplio margen de tiempo de mi casa, no vaya a ser que el camión no pase. Además, la asistente del consultorio me dijo que llegara 15 minutos antes. Pasa rápido el camión, se va rápido y llego no 15 sino 30 minutos antes. Ok, no hay problema, traigo un libro. Llego le entrego mi tarjetón a la asistente y lo apila con otro bonche. Me siento y me pongo a leer. Llega mi hora de la cita y nada. Las personas que llegaron antes que yo, con cita también, ahí siguen, esperando. Pasa media hora. Nada. Pasa otra media hora y me llama. Finalmente paso al consultorio, sólo una hora más tarde. Qué bien.

La doctora es muy amable, me pregunta, me revisa y me dice que hay que hacer análisis. Y recoger más medicamentos. Ok, voy a buscar dónde se hace cita para los rayos x. Hay una cajita de cartón y un letrero que dice: "Deje su tarjetón con la solicitud y nosotros le llamamos". Bien. Pero luego hay otro letrero que dice: "No hay citas para rayos x hasta enero 2011. A menos que sea mamografía." Tonces me acercó al que atiende y le pregunto que si sí dejo el tarjetón. Me dice que sí. Lo dejo. Me siento a esperar. Leo. Una señora se acerca a preguntar y le dan la cita en ese momento. Hablo con mi marido. Otra señora, lo mismo. Leo. Ahora un señor, lo mismo. Leo. Finalmente me habla y por un azar extraño, me da la cita para el mismo día de mi revisión. Por lo menos.

Voy a la farmacia. La fila gigantesca, por supuesto. Me formo. Saco mi libro. Conversaciones que no me interesan se me meten en las orejas. Leo. Espero. Avanzo un poquito. Leo. Llega el guardia a preguntar que de dónde voy. Cómo que de dónde voy. De qué clínica. Ah, de la tres. Ok, quédate en la fila. Nunca supe para qué preguntaba. Sigo esperando. Avanzo otro poco. Leo y leo. Después de un montón de páginas, llego a la ventanilla. Por otro azar maravilloso, ahora sí hay en existencia todos los medicamentos que necesito. Alegría y felicidad.

¿Qué podemos aprender de esta maravillosa experiencia? Que de nada sirve tener cita, igual vas a tener que esperar y esperar. Aunque eso sí, la asistente no te verá con reprobación ni te dirá que por qué no programas tus enfermedades para hacer cita.

7/30 antes de 30: Aprender a manejar

Cuando vivía en la avenida Alcalde regresaba del gimnasio mientras veía las colas enormes de coches esperando avanzar, me alegraba de andar en mis piecitos. Ahora que vivo en avenida Revolución y al salir de mi casa veo el tráfico lento-lento a casi cualquier hora, me alegro de usar el transporte público. Sí, tengo que calcular un margen de tiempo por los imprevistos: que el camión pase retrasado, que se vaya parando en cada esquina, que choque, qué sé yo, pero ¿no hay imprevistos también en auto? Al tener la fortuna de abordar en la estación (de ida y de vuelta de mi trabajo) encuentro asiento el 95% de los viajes, lo que me permite ir leyendo, oyendo música o viendo el panorama tranquilamente. Sí, hay que lidiar con la gente que va, oír sus pláticas y su música, el calor, pero con mi carácter desesperado, acabaría con el doble de gastritis por día.

Pero entonces pienso en cuando tenga a los niños y eso de seguir viajando en el tranasporte público como que no me late: subirte como puedas con niño, mochila y bolsa de mano, que el chofer arranque a los 3 segundos, que no te dejen el asiento. Tonces creo que sólo por eso me gustaría aprender a manejar desde ahorita, para que cuando los niños sean bebés los pueda llevar a ver a las abuelas sin problemas.

Pero luego pienso en cuando lo niños crecen y agarran a las madres de chofer y entonces pienso que si no sé manejar pues no van a poder agarrarme de chofer, ¿verdad?

Así que sigue el dilema...

lunes, 1 de noviembre de 2010

El proyecto B también conocido como G24


Después de meses de estar trabajando "secretamente" en este proyecto, finalmente la semana pasada vio la luz en: www.mibruno.com


Le tengo mucho cariño al proyecto y estoy haciendo todo lo posible por poner lo mejor de mi parte para que avance: dentro de 26 días empieza la FIL y veremos qué tan bien resulta.


Y se acabó el mes...

...y yo no acabé mi lista de 30 cosas. Pretextos, obviamente, tengo miles, pero creo que la verdadera razón es que no encontré muchos proyectos para realizar en ese periodo de tiempo. Espero por lo menos completar los 17 que sí pensé.