
Estamos poco después de que la batalla final con los insectores, en el trance de si Ender y el resto de los alumnos de la Escuela de Batalla volverán o no a la Tierra y cómo hasta que llega la fabulosa idea de mandar a la humanidad a los planetas que los propios insectores habían modificado.
Me gusta ver a un Ender consciente de sus actos, proponiendo y provocando lo que necesita para sentirse bien consigo mismo y lo que más gustó es ver cómo encuentra el tesoro en Shakespeare, la colonia de la que es gobernador.
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