Una historia de amistad no sólo entre iguales sino entre personas de diferentes edades, una misión en la búsqueda de redención con final feliz.
María José es una puberta que se acaba de cambiar de casa y no tiene amigos. El primero será el tendero del barrio y gracias a él conocerá a un grupo de amigos. Con ellos no sólo conocerá las vicisitudes de la amistad entre hombres y mujeres, entre mujeres y con los adultos, sino que encontrará una ilusión romántica.
Don Beto es un personaje simpático que actúa como el detonante de la historia, de la misión y de un final agridulce. El grupo de amigos está bien diferenciado y, gran sorpresa, los adultos tienen intervenciones más allá de interactuar con los pubertos.
El viaje hacia Acámbaro se convierte en una aventura con resultados inesperados y el final de la historia, si bien no era lo que me esperaba, me gustó mucho por las posibilidades que deja abiertas.
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