El segundo libro de la saga me dejó un mal sabor de boca: América se volvió una chica caprichosa que no se decide y que desespera.
Considero que es un libro puente para llegar al final de la historia, no porque no pase nada, sino porque van alargando las situaciones.
Lo que no me gustó fue que América empieza a perder su personalidad: aumenta esos rasgos que la hacían ser única por ser una Cinco y a ratos cae mal. Afortunadamente se va reivindicando y para el final del volumen todo vuelve a su cauce.
Lo que me gustó fue que aparece más Aspen y podemos saber un poco más de él.
Veremos cómo concluye la trilogía.
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