martes, 19 de marzo de 2013

Día 568

Llegué para la clase de kick boxing y al ver que no llegaba la instructora, usé la caminadora a 7.5km/hr para completar dos kilómetros. Cuando llegó la instructora, hicimos abdomen en lugar de kick boxing y estuvo muy, muy pesado. Mientras estaba en la caminadora, un instructor estaba platicando con un par de muchachas sobre su clase de insanity y les decía: "Para qué se hacen tontas, las clases que más duelen, son las que más sirven". Esa mentalidad de "si no duele, no sirve" está muy arraigada en mucha gente y es lo que (en parte) hace que se huya del ejercicio como de la peste negra. ¿Por qué el instructor no les recomendó que encontraran mejor una clase que les gustara, la hicieran con gusto, la disfrutaran y entonces poco a poco verían los resultados? ¿No le conviene desde algún punto de vista mercadológico? No spe, pero me da tristeza pensar que esa idea se sigue fomentando.

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