Después de leer las desventuras de los personajes que creó, me pareció una buena idea leer las propias desventuras de Roald Dahl y vaya que se queda corto con lo que narra. Aparentemente en los años 20 y 30 en Inglaterra no existía la menor consideración por los niños, ya no digamos cariño sino la más simple de las cortesías. A los pobres no les iba mejor en las escuelas públicas que en los internados, en todos lados sufrían por igual. No es nada raro que el buen Roald en cuanto terminó su educación básica, haya querido irse a viajar y a conocer el mundo.
Si bien cuenta un par de detalles chuscos e incluso divertidos, la mayor parte son golpes y más golpes para los pobres niños, no cabe duda que tuvo muchas fuentes de inspiración para la mayor parte de los personajes adultos de sus libros.
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