Así como en la primera parte Gavilán debe encontrar su propia misión y su propio camino para lograrla, en esta ocasión Tenar se replantea todo lo que sabe de su vida, de sí misma y de los Sin Nombre cuando él llega y la enfrenta con cuestionamientos que nunca antes se había planteado.
Me gustó mucho que, aunque se corría el riesgo de convertirse en una historia en la que un hombre salva a una mujer, no se convirtió en eso, pues ambos parten de un mismo punto, se acompañan en un trecho y luego cada quien sigue su propio camino. Ambos personajes están en una encrucijada y la presencia del otro los ayuda y les brinda un apoyo que nadie podría haberles dado.
Mi personaje favorito es Tenar pues la conocemos durante un largo periodo de su vida y la vamos cambiar, cuestionarse y finalmente encontrar sus propias respuestas ante conflictos que parecían irresolubles.
Una historia sobre cuestionarse todo para llegar a las conclusiones individuales.
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