En esta tercera parte nos encontramos con un Terramar diferente al que conocíamos pues la magia se está perdiendo y ese es el motivo por el que Arren, príncipe de Enlad, se acerca a Gavilán para pedirle consejo. En lugar de darle una respuesta concisa, se encaminan en un viaje para descubrir la causa de estos cambios.
A diferencia de las dos primeras historias, en este caso Gavilán ya está en la madurez y se convierte en una guía para Arren, luego, al ir avanzando en el viaje, ambos irán aprendiendo del otro hasta apoyarse en la lucha para recobrar la magia en Terramar.
Me gustó cómo Gavilán, a pesar de tener más conocimientos y experiencia que Arren, nunca lo trata condescendientemente, sino que lo escucha y valora. El viaje se convierte no solamente en una búsqueda sino también en una prueba para Gavilán quien deberá, una vez más, enfrentarse a poderes que lo sobrepasan.
La manera en la que Arren pasa de ser simplemente el enviado para averiguar a ser quien toma acción, es muy emocionante pues permite que conozcamos otra faceta de Gavilán, la de mentor y guía.
Una historia sobre el apoyo que llega cuando más se necesita.
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