Theo y Kit se conocen desde niños y su relación a atravesado muchas facetas hasta llegar a romperse el corazón y dejar de verse. El destino los reúne en una travesía gastronómica que, obviamente, reanimará su amor y los hará replantearse toda su existencia.
Me recordó muchísimo a Comer, rezar, amar pero hizo falta esa última estación en la cual no solamente la protagonista se encuentra consigo misma sino que se da cuenta de que hay "algo más" en la vida. En este caso solamente se viven esas dos primeras fases de disfrute sin que se llegue a una reflexión profunda.
Como la gran mayoría de los libros actuales, además de las escenas de romance tierno, tiene escenas sexuales que, para mi gusto, son excesivas. Con ambos personajes se presentan situaciones poco creíbles y sus reacciones nos llevan como lectores a querer darles con el mismo libro en la cabeza.
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