miércoles, 17 de agosto de 2011

3. Uno que sea un placer culposo.


Mi sensación de culpabilidad relacionada con los libros, ha tenido varias etapas, hasta que he llegado al momento en que no me importa si a alguien le parece "malo" un libro, si se me antoja leerlo, lo hago y ya.



Por ejemplo, en algún momento me daba pena ir a la sección de juveniles e infantiles y pasarme un buen rato escogiendo uno o varios libros. Así, esas lecturas se volvían placeres culposos.




Entre muchos otros, algunas de mis lecturas:

















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