Tenía pendiente esta lectura desde hace algunos meses y por fin me decidí. Aunque la premisa de una distopía organizada por colores es algo que ya había leído, no me desanimé en los primeros capítulos y seguí leyendo.
Mare es una roja, es decir, un ser humano común y corriente, sin ningún tipo de mutación, por lo tanto forma parte de la clase trabajadora y de la carne de cañón para una guerra que lleva muchos, muchos años. La premisa no es atractiva, pero al ir leyendo te va cayendo bien y sufres sus penalidades. La transformación que tiene a lo largo de la historia además de externa es interna: su identidad se tambalea y debe construirse a sí misma por ella misma.
Los personajes secundarios están bien cuidados y la vuelta de tuerca del último tercio es muy buena por inesperada.
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