lunes, 11 de octubre de 2010

4/30 antes de 30: el hábito del ejercicio

Hace dos años, cuando decidí dejar el trabajo y hacer una pausa para ver a dónde quería ir con mi vida y luego me dieron un mazazo, empecé a hacer ejercicio.

Primero era para llenar mi tiempo, como el personaje de Hugh Grant en "Un gran chico": llenar unidades de tiempo para no ver el día laaargo laaargo. Al principio me desesperaba, soy pésima para seguir el ritmo y en la clases de lunes, miércoles y viernes a la maestra le encantaba el ritmo, incluso el miércoles tocaba "ritmos latinos" y yo era (sigo siendo) una tabla.

Pero luego con las clases de los martes y los jueves me reconcilié con todo. Era la clase de kick boxing, pero justo con esa maestra, la de en la mañana, que es igual que yo: metódica. Siempre era la misma rutina: calentábamos cada parte del cuerpo (cuello, brazos, piernas) y luego empezábamos con dos o tres de los movimientos de la rutina, hasta llegar a dos de dieciséis que repetíamos seguidos en izquierda y derecha cinco o seis veces, depende qué tan coordinadas estuviéramos ese día. Pausa para tomar agua y repetíamos los dieciséis otras cinco o seis veces, hacíamos el último estirón para la pantorrilla y luego la sesión de cintura y abdominales. Entonces como era contar y acordarte de los movimientos ¡no tenía tiempo de pensar! En cuanto se me metía algo en la cabeza que no fuera un upper o un gancho, me salía mal y se iba a parar junto a mí para que copiara sus movimientos. En las primeras semanas todo me salí chueco, de los dieciséis, me salían bien y seguidos máximo tres movimientos y aguantaba, en un buen día, el 60% de la clase. Después de seis meses me salían todos los movimientos de la secuencia ¡siguiendo el ritmo!, aguantaba el 90% de la clase y empecé a tomar dos clases seguidas.

Pero como todo tienen un final, después del mazazo me di cuenta de que las unidades de tiempo ya no iban a funcionar y me puse a buscar trabajo más en forma. Gracias a un amigo encontré mi trabajo actual y ahí se acabó la felicidad: mi horario no me permitía seguir yendo a esa clase. De todas maneras continué en el gimnasio en la tarde y con el tiempo me empezaron a gustar las dos clases que tomaba.

Después de casarme y el consiguiente cambio de casa, me ha sido imposible regresar al gimnasio. Encontré una clase de kickboxing cerca de mi casa, pero es la antítesis de mi maestra favorita: demasiado espiritual, yo lo que quiero es imaginar que golpeo a alguien, no que entro en armonía con el universo.

Así que sin horario ni clases, anduve perdida. Ahora lo que hago es caminar, que intenté correr y soy muy coyona, a las tres vueltas del parquecito estaba pidiendo esquina.

Al 4 de octubre faltaban 44 semanas para mi cumpleaños. Mi meta es hacer la caminata de 30-40 minutos 4 veces cada una de esas semanas. En la primera semana, la del 4 hice cinco días, veremos cómo van las siguientes semanas:

Semana 1 (4 de octubre): 5 días.
Semana 2 (11 de octubre): 4 días.
Semana 3 (18 de octubre): 4 días.
Semana 4 (25 de octubre): 4 días.
Semana 5 (1 de noviembre): 3 días.
Semana 6 (8 de noviembre): 4 días.
Semana 7 (15 de noviembre): 4 días.

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