Christine Nöstlinger fue una escritora que se dedicó a la literatura infantil y juvenil, en sus libros retrata a la sociedad de Viena y, a pesar de que han pasado tantos años, podemos identificar temas y situaciones que siguen siendo vigentes. Además, es una de mis autoras favoritas de toda mi vida lectora.
Esta es una novela, por decir lo menos, extraña. Un buen día la familia Hogelmann se encuentra con un pepino gigante con rasgos humanizados que se queja amargamente de que he perdido a sus súbditos. Los integrantes de la familia en un principio lo apoyan pero luego se dan cuenta de sus verdaderas intenciones excepto el papá, por lo que los demás deberán enfrentarlos.
El hecho de que la única explicación de la presencia del rey sea que pueden vivir mejor en los sótanos húmedos y oscuros no fue suficiente para mí, me hizo falta "algo" más para poder entrar de lleno en la historia. A pesar de eso, disfruté los otros aspectos: la relación entre los integrantes de la familia, especialmente entre los hermanos; la vida escolar de Wolfi y cómo el maestro de Matemáticas influye en ella.
Una historia sobre la dinámica familiar y cómo se puede perder ese equilibrio fácilmente.
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