Parece que este objetivo se va cumpliendo correctamente, pero no quiero caer en la comodidad y olvidarlo. El primer paso que seguí para cumplirlo, fue cambiar de lugar las plantitas: los cactos, la citronella y la nochebuena que llegó antes de las vacaciones de diciembre, pasaron a la entrada del departamento, con el pretexto de que les diera el sol. Sorprendentemente para mí, excepto un cacto que parece que extraña más de la cuenta el sol, los demás se ven bastante sanos, incluso un cacto redonde da "frutos".
El asunto ahora es recordar regarlos, porque están ahí, presentes cada que salgo y cada que entro, el pequeño problema es que casi siempre me acuerdo de regarlos cuando voy de salida en la mañana no cuando llego en la tarde, así que es difícil hacerlo. Luego, cuando me acuerdo, no sé si regarlos todos: se supone que los cactos deben regarse una vez a la semana y la citronella y la nochebuena diario, así que aplico la de todos o ninguno y les cae agüita a todos de una vez.
Otra cosa que me preocupa es el tamaño de las macetas. Digo, ninguna de las plantitas está exhuberante ni nada, todas caben bien en su macetita, pero ¿no les gustaría más una maceta más grande, de barro o de otro material que no sea plástico? Misterios de la jardinería.
Además está la cuestión de la nochebuena. Se supone que es de temporada, ¿no? Me han dicho que si quiero que sobreviva la primavera, debería trasplantarla, pero ¿a dónde? No sé si va a sobrevivir en su maceta, por mi negligencia o porque así es su naturaleza. Ya veremos qué le depara el destino, mientras, la sigo regando y chuleando.
Podría decir que es otro objetivo cumplido, pero no quiero cantar victoria antes de tiempo, todavía faltan algunos meses para mi cumpleaños y espero poder sacarme una foto con los cactos ese día.
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