Tova se dedica a hacer la limpieza en el acuario de su pueblo y ahí conoce a Marcellus, el pulpo. Ambos son los narradores de la historia y debo confesar que prefiero los capítulos contados por él no solamente por su peculiar perspectiva del mundo sino por las opiniones que tiene de los humanos. Además, toma en sus tentáculos la situación y le ayuda a Tova a mejorar su vida.
El asunto del hijo de Tova al principio no me convencía, pues no entendía cómo un misterio se iba a relacionar con el pulpo, el tema que más me interesaba. Sin embargo, fue toda una sorpresa la manera en que la autora logra unir la historias y darles un desenlace satisfactorio.
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