martes, 4 de septiembre de 2018

Al final las palabras

No es un secreto que Antonio Malpica es uno de mis autores favoritos de LIJ. Cada uno de los libros que he leído han sido una gran experiencia. Cuando supe que iba a publicar una novela en la colección A través del espejo del Fondo de Cultura Económica, quise leerlo. Luego me enteré de que sería el libro para el concurso  Cartas al autor de la FIL Guadalajara y me dieron más ganas.

Lo obtuve de una manera por demás extraña, que incluso me causa pudor relatar: una madre de familia del grupo del que fui tutora el ciclo escolar pasado me quiso hacer un regalo. Como le tengo confianza le dije que mejor me regalara un libro. Ese libro. Después de unas semanas, me lo obsequió. Pasaron todavía otras tantas semanas hasta que lo tomé y me puse a leerlo. Lo empecé en un trayecto del camión y luego seguí y seguí. Lo terminé al día siguiente por la noche. Oh, error. No pude conciliar el sueño después de la revelación final.

La historia está narrada por "El Cepillo" un puberto que vive en el Distrito Federal en los tiempos de la Revolución. Tiene un grupo de amigos con los que pasa las tardes: "El Flaco", "El Gijo" y "El Pegote". Será este último el instigador de casi todas las aventuras que vivan el grupo de amigos, ya sea porque los reta, ya sea porque se lanza él sin pensar y los otros lo siguen.

En la otra parte de la historia tenemos a un investigador privado en los años setenta en el Distrito Federal, enviado por una francesa a buscar el paradero de una persona. Se comunican por medio de cartas que son transcritas.

Y finalmente tenemos una serie de correos electrónicos entre dos amores de juventud recién vueltos a encontrar gracias a las redes sociales.

En apariencia las historias son sencillas y hasta cierto punto predecibles, pero no, nada es lo que parece. Conforme va avanzando la lectura nos damos cuenta de que la relación entre las tres partes de la historia es más estrecha de lo que aparenta.

Y el final. Ay, el final. Lo tuve que releer para creer lo que estaba escrito. Me dejó sorprendida, con el corazón apachurrado pero también con esperanza, una mezcla de emociones que no me esperaba en esa cantidad de páginas. Porque precisamente eso somos, todos nosotros, queriendo y no: "Al final, mi amigo, sólo quedarán las palabras.Y eso será lo que conforme la realidad"

Quisiera que todos leyeran esta historia no nada más por los personajes que se van ganando un pedacito del corazón sino por la revelación final y el mensaje contenido en la cita anterior.

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